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miércoles, 13 de enero de 2016

LA CUEVA DEL BOQUETE DE ZAFARRAYA


La cueva está situada a unos cuatrocientos metros al sudoeste del puerto de montaña del Boquete de Zafarraya, y a unos 450 metros de la localidad de Ventas de Zafarraya, ya en la provincia de Granada.
La cueva se abre al pie de un acantilado calizo, a 1.022 metros de altitud.
Presenta dimensiones muy reducidas, ya que tan solo penetra en la roca una veintena de metros, mientras que su anchura oscila entre los 0,5 metros y los 2,5 metros. Su morfología recuerda más bien una grieta de escaso desarrollo.
La cueva del Boquete de Zafarraya es el yacimiento de la península Ibérica que mayor número de restos neandertalenses ha proporcionado. Además, la datación de estos restos ha confirmado que son más recientes que los de Europa, que confirman la pervivencia del «Homo neanderthalensis» en Andalucía, mientras en Europa era sustituido por el hombre moderno.
Asociado a estos restos aparece una industria típicamente musteriense, que por su arcaísmo demuestra que no se han producido contactos con el hombre moderno; asimismo, los restos faunísticos encontrados, con predominio de la «Capra Ibex Pyrenaica», parece demostrar la existencia de una especialización en sus actividades cinegéticas, lo que transformaría totalmente la idea de que no seleccionaban su caza.
Las excavaciones arqueológicas también han proporcionado abundantes materiales del Paleolítico Superior y del Neolítico, lo que demuestra que la cueva ha tenido un asentamiento continuado.Existen diferentes hallazgos arqueológicos: los provenientes del castillo de Zalia, donde aparecieron diferentes restos cerámicos de diferentes épocas, y especialmente los provenientes del Boquete o Bulba de Zafarraya, en el termino municipal de Alcaucín.
La cueva de Zafarraya es de diámetro muy reducido y poco confortable, es la antítesis de lo que se pudiera considerar como un buen hábitat.
Afortunadamente su entrada se sitúa mirando al Sur, lo que le permite disfrutar durante gran parte del día de luz solar. Es interesante señalar que a escasos metros de la cueva existen afloramientos de sílex, de mala calidad, que apenas eran utilizados por los Neandertales, ya que estos prefieren utilizar una materia prima de muy buena calidad, presentes en Alcolea (Periana) y en Alfarnate, es decir, entre siete y doce kilómetros de distancia. Esta selección de la materia prima parece reflejar al menos un profundo conocimiento del medio y de sus recursos.
Los restos humanos neandertalenses localizados en la cueva son numerosos, aunque en gran parte se encuentran fragmentados: Sólo la mandíbula localizada en 1983 se halla completa, siendo la mejor conservada de las existentes hasta la actualidad. Entre los huesos fósiles de Neandertales de la cueva de Zafarraya, hay que destacar los exhumados del interior del hogar, compuestos por dos fémures, una tibia, y una mandíbula. El análisis de sus superficies a partir de un binocular ha permitido observar numerosas estrías de descarnamiento, habiendo que destacar la presencia de trazas de ablación de las mejillas y de la lengua en la mandíbula. La evidencia de los huesos humanos quemados, a la vez que las evidencias irrefutables de cortes producidos sobre el hueso con un objeto lítico, producto del descarnamiento, nos hacen pensar, que más que una actividad de carácter simbólico, nos encontramos simplemente ante una actividad antropofágica.
Se trata de una cavidad de tamaño medio cuya entrada se sitúa sobre un farallón vertical. A pocos metros de la entrada la cavidad se bifurca en dos conductos: El primero, hacia la izquierda, tiene un desarrollo vertical; el conducto de la derecha, verdadera galería, presenta un relleno de sedimentación arqueológica en una longitud de 16,30 metros.
La cueva del Boquete de Zafarraya fue descubierta en 1979 por Cecilio Barroso Ruíz, quien inició las primeras excavaciones arqueológicas oficiales entre 1981-1983. En dichas campañas localizó los primeros restos de neandertal. En 1982 el fémur denominado Zafarraya 1, y en 1983 la mandíbula humana Zafarraya
Entre 1990 y 1994 se forma un equipo hispano-francés para la exvacación y estudio de este yacimiento, bajo la dirección de Cecilio Barroso Ruiz, la subdirección de Francisca Medina Lara y la incorporación de Jean-Jacques Hublin como director del equipo de investigadores franceses. Durante esta campaña se descubrieron numerosos restos neandertalenses, así como un hogar que habían utilizado en la misma entrada de la cueva, en este hogar se descubrieron numerosos fragmentos de huesos, que posteriormente, y tras su restauración, resultaron corresponder a dos fémures y una tibia humanos. Estos restos presentaban trazas de descarnamiento efectuadas por útiles de sílex, y porteriormente fueron arrojados al fuego donde se fracturaron y cabornizaron. Junto a estos restos también aparecieron tres fragmentos de mandíbula correspondientes a un individuo masculino que también mostraba trazas de descarnamiento. Estos huesos humanos son la mejor evidencia de canibalismo practicado por los neandertales en Eurasia.
La cueva de Zafarraya no era un lugar de hábitat, ni tan siquiera estacional ya que era usada como un alto de caza con presencia humana de escasos días o incluso de horas. El estudio de distribución espacial de todo el material recopilado ha permitido diferenciar en un relleno de 1,5 m de espesor, 45 niveles de ocupación, tanto humano como de carnívoros.
La fauna encontrada se corresponde con Capra Pyrenaica, Bos Primegenius, Cervus Elaphus, Equus Caballus, Pantera, Ursus Pardus, Cuon Alpinus, Crocuta, etc. El estudio de los niveles ha permitido determinar la ocupación de la cueva por parte de los carnívoros, posiblemente a lo largo de temporadas largas. El estudio de palinología, de carbones, sedimentología, microfauna, etc. evocan un clima mediterráneo con ligeras alteraciones a lo largo de la secuencia que van desde períodos húmedos a períodos muy secos.







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